miércoles, 28 de octubre de 2009

De uno y otro lado

Estar de un lado y del otro. Estar del lado del profesional que hace cuánto puede, y lo mejor que sabe, ya que es su trabajo, y es consciente de lo que maneja . Pese a ello, se encuentra con enfermos que , aún llevando tiempo siendo asistidos en la consulta, a quienes por ello mismo, por su estado , se le ha tratado con una atención exquisita, con cuántas atenciones reitero se ha podido; y él ,que sabe de sobra la saturación de la consulta, un día de los más llenos olvida todo lo previo por ese personal hecho, y presenta una reclamación por la espera en ser atendido.
El mismo profesional recibe de regalo un día más una agresión verbal y decide que ya está bien, y denuncia el caso. Y ayer, atiendo a ambos con la misma dedicación de siempre, pero con un estado de profundo malestar hacia ambos elementos, esos usuarios que a veces, confunden, a mí y a cualquiera de quienes aquí hacemos lo que debemos con su felpudo , o lo que usen si usan acaso.
Y el día sigue, y me encuentro al otro lado. La querida Mapfre, que lleva diez días con una petición. Un anexo quiero para que mi hijo lleve mi coche, con la seguridad que corresponde, y que no acaban de conceder. Por que no he comprado un coche para el niño, con su correspondiente seguro, que en su caso, recién aprobado sería un pastón; no sé si será eso el motivo de la tardanza,o lo que será. No compro coche, tenemos dos para tres, y es suficiente. Quiero que , una aseguradora que recibe mis pagos puntualmentes, me de ese servicio, y ya van dias esperando, nueve o diez creo. No entiendo nada; llamo al corredor una y otra vez y largas, largas; que si han de contestar de Madrid, o de Alicante o yo que sé. Si actuando correctamente ,nos insultan, que sería si actuáramos así, como Mapfre ahora mismo.
En la Academia; inscribo a los niños, domicilio pagos, y hoy me llega al móvil un aviso; que pague la mensualidad, oiga, que qué es esto; llamada y queja, y , a ver, si se enteran y lo arreglan. Otra vez del otro lado, otra vez recibiendo lo que no das en lo tuyo.
A la noche, la tensión era tremenda; todo el cuerpo una auténtica contractura, y me voy a dar un paseo, con una noche casi veraniega; a disfrutar de la luna creciente, a relajarme un poco,pero no del todo lo consigo. Algo sólo me lo hubiera arreglado,pero,ya no funciona el otro lado del cristal.

La última gota

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