viernes, 17 de julio de 2009

Que el cielo la juzgue

Qué mal se ha hecho todo. Ha habido una muerte , la de un bebé, y no sé cómo andará de viva la joven enfermera. Ni imaginar puedo cómo debe sentirse. Lo que no acabo de entender, de ninguna manera es, cómo pudo ocurrir algo así. Son muchos años trabajando en UCI, aunque de adultos, para parecerme que algo está en blanco. No sé, tengo muchas dudas, y más con alguien que trabajaba ya algún tiempo en este campo, aunque fuese poco. No acabo de entender qué pudo pasar. Y de ninguna manera entiendo esta crucifixión inmediata tan directa y rápidamente, de ella. El centro se equivocó en el procedimiento al comparecer diciendo lo que dijo y cómo. No es una cuestión de semántica, cómo parecía matizar el Consejero de Madrid del tema, no, es algo más. No hay claramente más que una víctima , mortal , sí, pero no hay aún, un culpable , sólo uno y tan directamente señalado. No defiendo a nadie, argumento que , no es la forma, hay que estudiar todos y cada uno de los elementos que han llevado a que esta joven estuviera ahí, haciendo esto y lo que ocasionó. Hay un proceso, debería haberlo habido , y después, habrá uno no , varios culpables, eso es así, por cómo se ha desarrollado todo. No uno sólo. Ni tan siquiera hay una sola víctima, porque, insisto en que no defiendo, pero, no hay una sola víctima. Aunque sea culpable, tampoco, hay que negarle unos derechos que se han suprimido totalmente.
Se ha hecho todo muy mal. Y, culpables hay más de uno. Lo mismo que víctimas, no es uno sólo. Y, no sé en que grado quedará esta segunda, sólo sé fijo cómo ha quedado la primera. La segunda, que el cielo la juzgue , ya ha sido condenada aquí. Pero que no se olvide, hay más culpables.

Condena


domingo, 5 de julio de 2009

Close-eyed

close-eyed

Ojos cerrados, dos rayitas nada más aún. Colores a lo largo del cuerpo marcando lineas de tonos en los que predomina el marronáceo. O algo así.

Una cura radical

Le dolían los pies; toda la mañana en pie , una cura tras otra. Le dolía la cabeza, y sobre todo, le dolía el alma; una queja tras otra, un problema que no estaba en su mano arreglar en muchas de las ocasiones. Aquel tipo pequeñajo de voz chillona, no dejaba de importunarlas . Un retraso que no llegaba a solucionarse, le tenía alterado toda la mañana y ansiaban que llegara el momento de poder atenderle por fin, para que las dejara en paz por fin.
Le llegó el turno al personaje y ni siquiera cuándo entró a la gran sala de trabajo de las enfermeras, dejó de soltar cuánto se le ocurría contra ellas, sólo contra ellas. Y sin dejar de hacerlo , se tumbó en la camilla y mostró su zona afectada a la enfermera. Ella revisó sus papeles, miró su herida y tomó lo que necesitaba de la mesa llena de material quirúrgico, disponiéndose a curar al enojado paciente ,y le dio por pensar en lo lamentable que era el que alguien así tuviera una continuación tan deplorable cómo él . Y entonces, tuvo claro qué hacer...aunque sólo le duró un segundo.

Rojos, dos.

Suspiró y una sonrisa se dibujó en la cara. Aunque, a él no el gustó nada dicha sonrisa, sobre todo mientras mantenía aquella cosa fina y brillante tan cercana a lo más importante para él.

jueves, 2 de julio de 2009

En cualquier calle

Heridas urbanas

Una calle y otra y otra más. En cualquier ciudad es lo mismo. Cada calle tiene un pequeño recordatorio de muchas cosas. De paso de vehículos, de descuidos en la obra, de mil y un motivos .

En cualquier calle

Heridas urbanas

Una calle y otra y otra más. En cualquier ciudad es lo mismo. Cada calle tiene un pequeño recordatorio de muchas cosas. De paso de vehículos, de descuidos en la obra, de mil y un motivos .

Renovando DNI .La heroicidad del día.

Hace un mes pedí la cita y ahí llegaba a última hora de la mañana, con mil grados de temperatura en la calle para acompañar a mi hija , menor de edad a cumplimentar el tema. Renovar DNI, y hacer pasaporte. Muchas personas esperando, los ordenadores que se colgaban, una no muy grande habitación, personas con cita y otras ,muchas más, sin pasar por eso, (¿pedir cita?, !ni que fuera cómo ir al médico! ). Los ánimos se iban caldeando casi para nivelar la temperatura con la de la calle, y casi lo consiguen ya que, según se iba acercando la hora de cierre, los de la calle que no sé cómo aún seguían vivos, abrían la puerta y así la dejaban, ya que no cabían, pero tampoco querían quedarse sin su trámite. Y ya tenemos el tema completo. La funcionaria explicaba incansable que sin la cita no se garantizaba el poderlo hacer; seguían sin funcionar a su ritmo las maquinitas y todo lento. Aumento de protestas, aumento de explicaciones, peticiones de orden y silencio continuas. Aunque ahí juegan con ventaja, ya que , inmediatamente, aparecía el policía nacional y hasta los niños se callaban.
Aquí no se lleva aún muy bien esto de pedir citas. Ya ha costado mucho el hacerlo para la sanidad, y no hay forma de que mucha gente pierda la nefasta costumbre de llegar al sitio y quedarse horas esperando a ver si cuela y se ahorran el mes de espera. O más. Lo más llamativo es que suele ser gente mayor, que no tienen más que hacer y tan panchos haciendo esa cola, eso sí, protestando los que más si se va atrasando y creen que no saldrán de allí con su renovación hecha. También se ve mucho en más franjas de edad y eso sí que es lamentable.

Elegiendo camino
Y eso que , el hacer una cola, tampoco entra demasiado en la idea de mucha gente. Así, que ni pedir citas, ni esperar colas, lo suyo en muchos, llegar y querer llevarse lo que buscan . País éste.

miércoles, 1 de julio de 2009

Leyendo bajo la lluvia


Espera

Espera leyendo .Apenas llueve ya . Pronto vendrán a por la bicicleta, quizá aquel señor que se acerca sea su dueño. Espera, aún no ha leído cuánto quería. Es agradable , no hace frío, y es agradable leer así, esperando a que deje de llover, disfrutando de ello.

Las alegrías en la Sanidad

Y llevando tantos años aún me sigue sorprendiendo; y sienta mal, muy mal. Diría que hace daño siempre, aunque lo intentemos llevar lo mejor posible, y esto no es fácil siempre. No sé en cuántos trabajos ocurrirá algo así. Muchas personas llegan a ser atendidas a la sanidad pública diariamente, y doy fe que es cierto, en un centro grande o pequeño, da igual, algún elemento negativo hay, que cuándo se encarna en un mal trato personal, es inexcusable, cualquiera de nosotros reniega de estos individuos nefastos. Pero no es así lo normal. Lo que sí es lo normal, lo que llevo viendo durante muchos años es ,que se quiere hacer bien un trabajo, y punto. Hay muchos cabos por atar continuamente, pero se van cumpliendo los pasos y todo funciona. Trabajamos con personas , pero también con mucho aparataje, burocracia, miles de elementos; alguna vez hay un imponderable, por todo ésto mismo y surgen problemas . Nos cuesta entender a veces por qué, pero , es inevitable y sobre todo en hospitales, en centros de un buen tamaño, de mucho movimiento.
Adónde me lleva todo esto, es a seguir viendo una y otra vez lo mismo. Que hay personas con las que se puede mantener una relación normal en cuánto a pregunta-respuesta; hablar y escuchar, algo básico. Y luego están los otros, los que continua e incansablemente siguen ahí, lesivos cómo ellos sólos. Aquellos que creen que no tienen personas enfrente, trabajando ,sino que son algo a lo que se puede, se debe pisar a la mínima variación de su previsto esquema. Aquellos que, llegan y creen que, cómo sería lo ideal, serán atendidos rápida y completamente. Y que sueltan sin pudor alguno sus peores palabras, gestos , agresividad de todo tipo. Se apoyan en sus recurrentes frases, oidas una y mil veces ,insultantes de un grado u otro. El enfermo llega al hospital, y no soporta en muchos casos la espera por ejemplo. Los retrasos les alteran a muchos , llegando a perder todo punto de sentido del respeto. Es comprensible para nosotros, cómo no vamos a entenderlo. Pero jamás, el que nos vejen de esas formas vistas y sufridas una y otra y otra vez.
Cómo no entender la situación en general de un enfermo, de su familia, siendo enfermera, sería un enorme despropósito pensar eso y en cambio, hay quién cree que estamos allí para pasear un uniforme, y para hacer vida social nada más. Que pueden pisarnos cuándo y cuánto quieran, porque dicen que pagan sus impuestos, su Seguridad Social. Cómo todos, y no todos vamos pisando a la gente al mínimo retraso o alteración en el orden previsto. Pero a nosotros sí, es algo así cómo un deporte nacional. Y estoy muy hasta las narices, ya son demasiado años aguantando que cualquier maleducado crea que puede , que debe sin más, llegar mordiendo, que debe hacerlo a la mínima .

Muescas

Afortunadamente, no es la mayoría, o, esto no habría quién pudiera seguir aguantándolo. Y ya son treinta años .