domingo, 4 de noviembre de 2007

Asiento sin ocupar

Asiento sin ocupar
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Él sabía de sobra que ella no iba a ir. Llevaban algo de tiempo viéndose, pero estaba seguro de que, esa, no iba a ser la ocasión tan deseada, y por ambos además. Pero, ella , no había podido decidirse finalmente, y no acudió a la cita. A él no le sorprendió, lo esperaba realmente. Salió a dar un paseo, a recoger con su cámara los colores últimos, la luces finales de aquel que estaba destinado a ser su, atardecer. Más tarde, se fue a la habitación del hotel, suya sólo pues así la había reservado; ella no iba a venir, y el tenía la certeza desde siempre.



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